Alcanfor: Tan aromático que nos trae recuerdos
Desde los inicios de la farmacia encontramos productos con alcanfor; al principio lo extraían de un árbol asiático llamado “Alcanforero”, y de otros árboles de las familias de las lauráceas que lo contienen, luego vino su versión sintética a partir del aceite de trementina. Sirve para preparar el famoso alcohol alcanforado, al cual se le pueden agregar flores de lavanda, hojas de coca (como en Bolivia), u otras sustancias aromáticas (como en Alemania con el Camphor Wasser), y se usa para masajes contra los dolores.
Se encuentra presente en varios tipos de mentolados y pomadas alcanforadas muy usadas en todo el mundo. Aún se usan los corazones en tela roja de tabletas alcanforadas, para poner en el pecho y así evitar resfríos y espantar mosquitos y otros males. Se usa incluso como repelente de las polillas.
Muchos productos medicinales chinos son alcanforados, incluso algunos aceites, bálsamos, emplastos, linimentos, pomadas, e inhalantes de varios tipos con propósitos medicinales, como ser descongestionante nasal. Se cree que la palabra alcanfor deriva del árabe al-Kafur.
Tiene acción rubefaciente, antipruriginosa (antialérgica), antiséptica y ligeramente analgésica, además de ser levemente anestésica en su uso externo; en pequeñas dosis también sirve como expectorante suave en jarabe y dulces, incluso combinado con mentol en cantidades mínimas.
Me tocó conocer un árbol de alcanfor en el Valle de Elqui, en una quinta ubicada en El Molle; sus frutos se presentan en bayas negras y al apretar sus hojas despide un importante olor alcanforado.
Todos de niños tenemos el recuerdo de estos viejos olores que asociamos con un feliz antaño, donde “sana, sana potito de rana” era el verso que con cariño nuestra madre acompañaba los milagrosos ungüentos aromáticos que el tiempo no ha podido hacer olvidar.
Por: Abraham Schnaiderman
Químico Farmacéutico y dueño Farmacia Peralta
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